Para leer el Pato Donald
Para leer el Pato Donald
Comunicación de masa y colonialismo
Para leer al Pato Donald, se
argumenta que la ideología subyacente en estos cómics presenta una visión
distorsionada de la realidad social y económica. Los personajes viajan
constantemente a tierras exóticas en busca de tesoros, lo que Dorfman y
Mattelart describen como una representación simbólica del colonialismo: "Las
riquezas del mundo esperan ser descubiertas por los héroes occidentales, sin
que se cuestione su origen ni a quién pertenecen". Esta narrativa
fomenta la idea de que los recursos del mundo están disponibles para el consumo
sin restricciones.
La representación de la infancia
en las historietas de Disney, los niños en estas narraciones no tienen padres, lo
que rompe con el modelo tradicional de familia, así también eliminando cualquier
forma de transmisión de valores tradicionales fuera del mercado.
"Los niños en Disney no
tienen padres. Crecen sin lazos que los aten a una historia, a una comunidad, a
una tradición. Son seres flotantes, inmersos en un universo donde las
relaciones se reducen a lo inmediato, sin memoria ni continuidad".
En su lugar, son los tíos,
figuras ambiguas y alejadas de la familia nuclear, quienes los crían. Esta
ausencia parental refuerza la idea de que el mundo funciona sin responsabilidad
social, dejando a los individuos a merced de las fuerzas del mercado.
En el contexto social real, la
infancia es un período crucial para el desarrollo de valores y la construcción
de la identidad. Sin embargo, en las historias de Disney, los niños son
autónomos desde muy temprano, lo que refuerza la idea de que la autosuficiencia
y la independencia extrema son ideales deseables, sin tomar en cuenta la
importancia del apoyo familiar y comunitario en el crecimiento personal.
Uno de los aspectos más críticos
que señalan los autores es la forma en que las historietas de Disney promueven
el consumismo, los personajes están inmersos en un mundo donde el dinero y la
adquisición de bienes son centrales.
¿Por qué es esto relevante?
Porque en la realidad, la producción de bienes no es mágica, sin embargo, en
estos relatos, las riquezas simplemente aparecen listas para ser consumidas.
Como mencionan los autores: "El consumo aparece desligado de cualquier
esfuerzo. Los bienes no son producidos, sino que surgen de manera espontánea,
como por arte de magia, eliminando cualquier referencia a las condiciones
materiales de producción y trabajo". Esto invisibiliza el trabajo
industrial y refuerza la falsa idea de que la riqueza proviene de la especulación
y la suerte, ocultando realidades económicas como la desigualdad y la
explotación laboral.
De este modo, el consumo es
presentado como la única vía para alcanzar la felicidad, naturalizando un
sistema económico basado en la acumulación de riqueza. La narrativa de Disney
sugiere que la felicidad depende de la adquisición de bienes y que los deseos
materiales pueden cumplirse sin considerar el esfuerzo o las condiciones
laborales necesarias para obtenerlos. Esta visión idealizada del consumo oculta
las desigualdades económicas y normaliza la mercantilización de la vida
cotidiana.
Además, este modelo promueve la
idea de que los problemas individuales pueden solucionarse con dinero, lo que
refuerza una mentalidad capitalista en la que el bienestar se mide en función
del poder adquisitivo. Los personajes rara vez enfrentan dificultades
económicas de largo plazo, ya que siempre encuentran formas mágicas o
convenientes de acceder a lo que necesitan, sin cuestionar las estructuras
económicas que permiten esas desigualdades.
En el universo del Pato Donald,
existen claras jerarquías económicas y sociales que determinan quién tiene
acceso a la riqueza y quién no. El Tío Rico McPato es el símbolo máximo del
poder económico, mientras que los demás personajes, incluidos Donald y sus
sobrinos, se encuentran en una posición de sumisión dentro del sistema.
"El poder en Disney no se cuestiona, sino
que se acepta como parte de un orden natural. Los personajes que detentan la
riqueza nunca ven desafiado su dominio, mientras que los menos afortunados
deben conformarse con su lugar en la jerarquía".
Esta estructura no solo refuerza
la desigualdad, sino que también legitima la idea de que la riqueza es una
cuestión de mérito y no de privilegios heredados. Donald, aunque trabaja arduamente,
nunca logra alcanzar la fortuna de su tío, lo que refuerza el mensaje de que la
movilidad social es casi imposible dentro del sistema representado en las
historietas.
Por otro lado, esta
jerarquización se traslada a las relaciones interpersonales dentro del universo
Disney. El Tío Rico no solo es un magnate, sino que también ejerce un dominio
absoluto sobre Donald y sus sobrinos, quienes se ven obligados a obedecerle en
todo momento, lo cual refleja las dinámicas de poder en la sociedad capitalista
perpetúa la idea de que el poder es incuestionable y que los menos
privilegiados deben aceptar su destino sin resistencia.
Dorfman y Mattelart evidencian
que en las historias de El Pato Donald solo existen dos sectores
productivos: el primario (extracción de recursos naturales) y el terciario
(servicios y comercio), mientras que el sector secundario (industria y
manufactura) está prácticamente ausente. Este vacío narrativo tiene
implicaciones ideológicas importantes, ya que invisibiliza el trabajo
industrial y la transformación de materias primas en productos finales,
procesos fundamentales en la economía real.
Dentro de este contexto capitalista
las historietas de Disney reflejan una economía de explotación y colonialismo.
A través de las aventuras de personajes como el Tío Rico McPato en países del
sur global como tierras exóticas, listas para ser exploradas y explotadas por
los protagonistas, perpetuando una visión neocolonialista de las relaciones
internacionales.
"La geografía de Disney divide el mundo en
dos: el centro, donde están los protagonistas blancos, y la periferia, habitada
por personajes pintorescos y exóticos, cuya única función es ser el escenario
de las aventuras".
El libro expone cómo Disney
vende un mundo de fantasía en el que los problemas estructurales no existen. La
pobreza, el desempleo o la explotación laboral no aparecen en estas narrativas;
en su lugar, se muestra un mundo donde todo puede resolverse con optimismo y
suerte.
"El mensaje de Disney es claro: no hay
conflictos de clase, no hay explotación, no hay injusticia. Solo individuos
que, con esfuerzo y buena voluntad, pueden alcanzar sus sueños".
Este discurso idealista refuerza
la idea de que las personas tienen total control sobre su destino y que los
factores estructurales no influyen en sus oportunidades. Al eliminar la lucha
social como un medio legítimo de cambio, Disney promueve la resignación y la
conformidad con el sistema establecido.
Este tipo de representación oculta las
injusticias del sistema y promueve la idea de que el éxito es una cuestión
individual, no colectiva.
Conclusión
Para leer al Pato Donald ofrece una perspectiva crítica sobre la forma
en que los medios de comunicación influyen en la construcción de valores
sociales. Los autores
nos invitan a reflexionar sobre cómo los medios de comunicación moldean nuestra
percepción del mundo y perpetúan estructuras de dominación. En este sentido, el
libro sigue siendo una referencia fundamental para comprender la influencia de los
medios en la construcción de la realidad social.
Dorfman y Mattelart revelan
cómo estas historias promueven el consumismo al presentar la adquisición de
bienes como un objetivo de vida, naturalizando estructuras de desigualdad y
dependencia económica.
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